La
moto de Boero le catapultó al quedarse clavada en la arena
Pizzolito,
amigo del piloto fallecido, asegura que en esa zona se circulaba a
cerca de 150 km/h
Nadie
sabe más del Dakar que el catalán Juan Porcar, amigo del fundador
Thierry Sabine, pionero español de este rally y colaborador de la
compañía francesa Amauri Sport Organisation (ASO), organizadora de
la prueba. «Los pilotos de motos son el único punto vulnerable del
rally. Los coches, gracias a las medidas de seguridad que se han ido
imponiendo, tanto en la deformabilidad de los depósitos de gasolina,
que han dejado de ser bombas rodantes, como la menor carga de
combustible y el chasis reforzado, suelen salvar a sus ocupantes en
casi todos los accidente. En moto, pese a las protecciones que llevan
los pilotos, cuando te estrellas, te estrellas tú y si, encima, caes
en mala postura, el daño es muy difícil de evitar».
La
muerte, el pasado domingo, del argentino Jorge Martínez Boero, que
llegó a venderse el piso para poder tomar parte por segundo año
consecutivo en el Dakar, seguía marcando la actualidad en un rally
en el que ayer ya empezaron a imponerse los dos grandes favoritos de
la prueba. Marc Coma (KTM) logró el liderato de motos al ganar la
segunda cronometrada, de 295 kilómetros, y Stéphane Peterhansel
(Mini) se encaramó al primer puesto de coches, al quedar segundo
tras el catarí Nasser Al Attiyah (Hummer), que ganó casi sin dormir
pues el domingo sufrió una avería que le hizo llegar tardísimo al
campamento.
VUELO
ESPECTACULAR / Juan Carlos Urzúa, testigo del accidente de Boero,
explicó a radio Rivadavia: «El Gauchito iba muy
veloz. Había mucho polvo, pues ya habían pasado por esa pista larga
más de 150 pilotos. Había tierra suelta, su moto dio un
salto, Jorgito perdió el control de la máquina y
salió despedido cuatro metros por encima de ella, al caer se golpeó
la cabeza, rebotó y volvió a golpearse. Tras la segunda caída,
quedó ya inmóvil», recordó.
Urzúa
agregó: «En cuanto lo vimos, pensamos lo peor, pues estaba inmóvil
y sangraba por la boca». Las asistencias llegaron de inmediato y el
helicóptero, a los cinco minutos. No había nada que hacer, la caía
había sido mortal y las protecciones poco pudieron hacer, como ya le
ocurriera a Chaleco López en el Rally de Túnez,
cuando sufrió siete fracturas (mano, pie, tibia, peroné izquierdas
y cinco costillas), que le han llevado a pasar por el quirófano en
seis ocasiones en los últimos meses.
VELOCIDAD
ALTA / Javier Pizzolito, amigo, compatriota y tercer clasificado de
esa primera etapa, explicó ayer que «era una zona, una inmensa
recta, en la que se alcanzaba con comididad los 150 km/h. Un tramo
para ir a fondo sin problemas». Coma reconoció que, en efecto, esa
era una pista muy rápida. «Aunque yo la transite sin superar, en
ningún momento, los 100 kilómetros por hora».
Etienne
Lavigne, responsable de ASO, dijo que «el mejor homenaje que se
puede hacer a Boero es proseguir el rally». Lavigne, que ha abierto
una investigación para conocer las causas de la muerte de Boero,
mostró su sorpresa por el hecho de que el accidente «se produjese
en una de las etapas menos peligrosas de la carrera». En este
sentido, Porcar relató ayer que «en la primera etapa siempre pasan
cosas porque, pese a ser esta vez muy corta, los pilotos siempre
quieren obtener una buena plaza para el día siguiente».
Fuente: www.elperiodico.com